lunes, 11 de abril de 2011

Cuidados que necesita un caballo

El casco y el herraje

La inmensa mayoría de las consultas realizadas al veterinario en relación con nuestros caballosla mayoría  se refieren al cuidado de sus patas.
Y no es de extrañar; el caballo es un animal de un volumen importante y gran peso, que reparte entre cuatro delgadas extremidades que finalizan en pequeños pies. A pesar de esto es capaz de correr a gran velocidad cargando con un jinete o bien realizar trabajos que le suponen un serio esfuerzo físico.
A nadie se le escapa la enorme importancia de mantener en perfecto estado las extremidades de su caballo, pero pese a ello, muchos aún dejan de lado las atenciones básicas que deben realizarse.



 Casco
 Los expertos en este mundo del acaballo , afirman que  “sin casco no hay caballo”. Debemos conocer correctamente la estructura de esta zona del animal y saber qué cuidados necesita.
El casco está formado por tres partes:

La Pared: es la zona exterior. Su crecimiento es hacia abajo desde la corona. 
La Suela: parte ligeramente cóncava que cumple la misión de proteger el casco de lesiones. Debemos tener mucho cuidado con ella puesto que es muy delgada
La Ranilla: mecanismo amortiguador y antideslizante que facilita que el casco se extienda y contraiga a cada paso

Hay que mantenerlo  en todo momento limpio para evitar problemas en el casco.
Muchos se preguntarán por qué los caballos que viven en libertad no precisan de todo este tipo de cuidados y viven largos años sin problemas serios en sus cascos. El motivo es claro; el humano le pide al animal la realización de una serie de tareas que el caballo salvaje no tiene que realizar: cargar con un jinete, saltar, galopar sobre asfalto, permanecer largas horas estabulado... todas estas actividades no son naturales y provocan una tensión antinatural en los pies y piernas del animal. La córnea del casco no deja de crecer durante toda la vida del caballo,se aproxima que la crecida es de un centímetro por mes , pero igualmente se va desgastando, sobre todo si el animal trabaja sobre una superficie dura. De ahí la necesidad de utilizar los herrajes, que servirán para evitar el excesivo desgaste del casco.

El esquilado

Lo primero que debemos tener en cuenta es que al cortar o esquilar a nuestro caballo estaremos haciendo algo que en principio es totalmente antinatural. El pelo del animal nace y crece con una función importante: salvaguardar al individuo del frío durante el invierno y mantenerlo caliente durante el verano.
A pesar de eso, el pelado de un caballo es algo habitual y necesario en muchos casos.

Siempre deberemos tener en mucho cuidado a la hora de realizar cortes adecuados, no pasándonos nunca de lo marcado para cada raza.
Esquilar es, sin duda, una tarea que nos ocupara muchas horas  y para la que se requiere paciencia; en este artículo intentaremos comentar los puntos más importantes de esta actividad que sin duda le facilitarán la labor.


Embocadura 

La boca es,uno de los puntos más importantes en el caballo. Conviene que la tengamos vigilada, porque la aparición de cualquier problema en la misma puede dar lugar a otros mucho más serios.
Lo primero de lo que nos daremos cuenta al analizar la boca de un caballo, es que se trata de un animal vegetariano.
Tras estos incisivos, encontramos los colmillos, que suelen estar presentes únicamente en los machos y que no saldrán hasta que el animal tenga una edad de entre 4 y 5 años. Estos colmillos tienen mucho espacio entre sí, no se tocan y por ello apenas cambiarán de aspecto a lo largo de toda la vida del animal. El espacio que existe entre los dientes, donde reposa el filete, se conoce como las barras.
Después, al fondo de la boca, se encuentran seis muelas a cada lado, arriba y abajo los molares. De ellas el caballo se sirve para triturar el alimento, un trabajo que provoca su desgaste si bien la parte que sobresale de la encía se mantendrá prácticamente igual, puesto que la muela sigue creciendo. En ocasiones el desgaste es desigual, lo que provoca la aparición de puntas cortantes que deberemos raspar para no provocar daños.
Además de los dientes, en la boca encontramos la lengua, cuya principal misión no es otra que la de actuar como “cinta transportadora”, para arrastrar el alimento hasta las muelas y de allí, una vez triturado, hasta la garganta. La lengua dispone además de glándulas salivares que desprenden un líquido con encimas que ayuda a descomponer el alimento, de manera que se da comienzo al proceso digestivo.



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